“Se creía Christopher Lambert” dice Mariana,
una de las protagonistas del film, al narrar un episodio de violencia machista que
vivió, apelando al personaje de El inmortal, la popular saga de ficción de los
ochenta y noventa. Quienes crecimos en otra época no procesamos ese referente
de la misma manera que ella, puede que incluso no lo reconozcamos; finalmente,
es su memoria la que se aproxima mediante el testimonio a ese pasado. Por ello,
lo complejo del diálogo entre épocas no es un tema de edad en el fondo, sino
también de códigos y aprendizajes con los que cada persona va creciendo. Las
vivencias son huellas culturales; en medio de ellas nuestras protagonistas
articulan dudas y certezas sobre hechos violentos que, como mujeres, se vieron
obligadas a enfrentar. Y esto último es importante, porque lo que permite que
lxs espectadores nos aproximemos a sus testimonios de un modo más articulado es
algo que trasciende el sentir generacional: el ser mujer en medio de dinámicas
violentas. La identidad se convierte en una confirmación de daños pasados, de
riesgos de vida y, aunque no quede tan detallado exactamente lo que tuvieron
que afrontar, la sinceridad permite depurar estas emociones.
Es imposible hablar sobre Re(v)bela, de Nicolé Hurtado,
sin aludir al testimonio y, en este caso, al testimonio femenino. El tópico de
la enunciación abre siempre las reflexiones sobre la posición de quien enuncia
y ha sido foco central de la narratología. Quizás la forma más directa de
abordar los actos de enunciación podríamos atribuírselos a autores como Sarah
Kozloff o Gerard Genette, quienes discuten categorías como el “showing” (mostrar)
y el “telling” (decir). Sobre dichas técnicas la narratología no establece
juicios de valor. No es que, por definición, el decir sea mejor que el mostrar,
ni viceversa. Además, es posible que una obra, como el caso de Re(v)bela, concentre
recursos de ambos lados.
Lo complicado es definir cuándo algo es dicho y
cuando es mostrado. Podría convenir jugar con los conceptos, Re(v)bela puede
ser entendido como una obra que habilita un espacio de confianza, de apertura y
también de entredichos, en los cuales se nos *muestra* a los espectadores sin
artificios llamativos las marcas que han dejado los episodios de violencia
sobre nuestras protagonistas y cómo a propósito del film pueden articular
respuestas o miradas nuevas desde la compañía. Sin embargo, la película también
puede ser vista como el encuentro de relatos, de voces a las que se invita a *participar*
con gestos puntuales en el proceso de creación para construir resiliencia, cada
una a su manera. El film tiene un mensaje que acomoda mediante un tono amable,
que busca desarrollar la comprensión entre mujeres. Feminidades diversas que se
van expresando entre las conversaciones.
Para términos de este texto, convendremos que
el lenguaje de Re(v)bela es 1) observacional principalmente cuando registra (muestra)
a Alejandra, Alice y Mariana (las protagonistas) en acciones cotidianas o
conversando en la mesa y 2) autoconciente cuando enfatiza (dice) la
puesta en escena y el vínculo del equipo de realización con las protagonistas.
Uno de los aciertos narrativos, a mi juicio, es
el inicio de la película. Vemos a las tres realizadoras coordinando reuniones
con las protagonistas, a medida que avanza la escena, entendemos que este es un
proyecto que inició hace algunos años y que quieren retomar. Esta secuencia es
transparente y evoca honestidad por el equipo del film, su interés, además de
filmar, es recomponer vínculos humanos que han sido importantes para ellas. Y
de pronto, asistimos a la presentación de nuestras protagonistas, mediante
retazos de diálogos montados sobre gestos que se entregan a la cámara, como si fuese
una especie de casting.
Las conversaciones en la mesa, por el contrario, en general invisibilizan el mecanismo de registro (salvo por un par de instantes donde la cámara se refleja en uno de los espejos) y se entregan a la escucha. Y esto es absolutamente relevante, porque el espacio social siempre ha preferido juzgar con dureza antes que examinarse a sí mismo y a sus dinámicas violentas. Hay un elemento de comunión entre ellas, pero también de discrepancia, donde Mariana (la mayor del grupo) cuestiona a Ale (la de edad intermedia) sobre las decisiones que tomó respecto a una ex pareja que la violentó. Luego de un acalorado intercambio, Alice (la menor) le dice a Ale: “yo te entiendo”. Se diluye así la pugna y se reconoce a las tres como agentes diversos, ya que al film no le preocupa aleccionar en absoluto sobre cuál tiene razón.
También podemos observarlas por separado en
momentos que les permiten desarrollar más sus experiencias como Mariana leyendo
una carta familiar, Ale narrando el vínculo con su ex pareja mientras vemos fotografías
de Facebook que contrastan lo que cuenta o a Alice develando la distancia que tiene con su
padre. Ahí, se registran restos de un dolor, que aun procesados por el tiempo, remecen
las escenas con el tono de la confesión dura. Lo más interesante es que Re(v)bela se estructure como una opción de apertura y también de contención, sin pretender
dirigir el sentido de lo que acontece en escena.
Hay otro momento digno de ser destacado, Alice,
a quien hemos visto en los skateparks, se registra a sí misma cuando duerme en
casa de un amigo suyo. Dicha estancia, se siente por el contexto, como una
especie de refugio donde el tiempo pasa a otro ritmo. Es tan así, que ambxs performan frente a cámara chorreados, escuchando una canción pop con la
naturalidad propia del compañerismo. Otro pequeño momento de autoconciencia que
expande el registro al involucrar a una de las protagonistas en el mismo
proceso de realización.
Quizás por ello, desde la mirada autoral de
Hurtado, vale la pena entender Re(v)bela como una especie de mural colectivo. Porque
no solo son las 3 realizadoras las que se hallan implicadas, sino tres
biografías las que ponen de sí para aportar a ese sentido vital de los procesos
documentales contemporáneos.
Un agradable e interesante primer film, a cuyas autoras habrá que prestar atención.
PD: En el marco del festival Transcinema pueden ver el cortometraje hasta el 23 de enero en el siguiente link: https://www.retinalatina.org/video/revbela/
Tirso Vásquez - Copyleft 2021
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