Óscar 2018: The Post



(Este es un comentario que fue publicado el 6 de febrero en la sección de Cultura de la web Vía Expresa: https://vexpresa.pe, presenta algunas variaciones) 

El afán de Spielberg es revisitar la historia de su nación con una finalidad clara: la autocrítica liberal. La conciencia de un americano que re-lee el pasado de su patria y encuentra las contradicciones de su propio sistema, pero sin dejar de resaltar los valores estructurales que le resultan admirables.

Y vaya que el director de La Lista de Schindler y Rescantando al Soldado Ryan lleva a cabo su análisis con maestría. Las mentiras sobre la guerra de Vietnam sostenidas por los gobiernos de Johnson, Kennedy, Truman y Eisenhower, son el objetivo a develar por los miembros del Washington Post. El diario dirigido por Katharine Graham se verá enfrentado con los intereses del Estado, la institución censora con Richard Nixon como gobernante de turno.
Los primeros minutos están llevados con inteligencia. Vemos un pelotón en la selva vietnamita, están con los rostros pintados, la cámara los registra con vocación documental, tiembla el encuadre, panea con cierto nerviosismo, cae la noche y en plena oscuridad se desata una balacera, un sujeto (luego sabremos su importancia en la trama) escribe a máquina. Elipsis. En un avión el mismo sujeto declara la situación en Vietnam, pero se da a entender que el discurso del gobierno será una versión diferente de los hechos. Elipsis. El sujeto ve las hojas del informe que será archivado, decide llevárselo, está a punto de salir disimuladamente, los guardias le preguntan por qué se detiene antes de salir por la puerta, se nota la duda. Elipsis. Fotocopias del informe y una narración con voice over donde se comienzan a repasar las mentiras de cada gobierno, se termina de hacer las copias y vamos a la elipsis que cierra este prólogo: mediante un corte limpio pasan 5 años, vemos a una agitada Meryl Streep despertar de un sueño a mitad de la noche. Esta historia será sobre watergate. 
Desde esa primera escena, destaca la interpretación de Meryl Streep. The Post apunta a una construcción dramática que aborda la ética, el género y la política; si bien ella tiene el mando de las publicaciones, durante las primeras secuencias se le muestra insegura, siendo interrumpida, pareciera preguntarse si es que realmente puede manejar las riendas del asunto. ¿Cómo se ve ampliado este conflicto? Se pone la integridad moral confrontada a la lógica del libre mercado.
El ritmo de The Post está marcado por el contraste. Mientras algunos planos se dilatan para dejar que las conversaciones entre Ben (el sólido Tom Hanks) y Katharine Graham (la notable Meryl Streep) se desarrollen con la paciencia de un observador informativo, también la cámara arremete con travelings que rodean a los personajes de modo incisivo. Todo tratado como un ejercicio de investigación.
Las acciones narradas en planos secuencias son igual de ágiles que las secuencias de montaje en paralelo, como la que tiene a Ben Bagdikian (Bob Odenkirk) haciendo llamadas como loco, al mismo tiempo que se nos va mostrando a Graham en la bolsa de valores de Wall Street, con todos los corredores de bolsa comprando acciones, en pleno barullo mercantil.
Hay un gran personaje que se mantiene oculto. Su presencia, durante veinte minutos de película, es únicamente canalizada por las reacciones de Bob Odenkirk en las conversaciones secretas que mantienen por teléfono. Se trata de Dan Ellsberg (Matthew Rhys), un informante que solía trabajar para el entonces secretario de Defensa Robert McNamara. Sus acciones, de aire fantasmal, serán decisivas para el desarrollo de la trama. “¿No irías a prisión para detener esta guerra?”, es lo que dice Dan en un momento de tensión, puesto que queda claro que su accionar moral podría traerle represalias.
Los intercambios que tiene con Odenkirk recuerdan la motivación inquisidora de los personajes de Robert Redford y Dustin Hoffman en All the presidents men (1976), pero también nos remite a la desesperación por encontrar la verdad de Mark Ruffallo en Spotlight (2015).
Spielberg sigue siendo uno de los grandes narradores de Hollywood y que maneja el método clásico casi con los ojos cerrados, como quedó demostrado con Lincoln (2012) y Bridge of Spies (2015).

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