Óscar 2019: cuatro películas, algunas impresiones




La nonagésima primera entrega de los premios de la Academia, como siempre, suscita debates. Hay una costumbre de comentar cuáles serán las ganadoras y eso, sea unx críticx o lo que sea, puede llegar a ser abrumador. Tener que procesar en tiempo récord las emociones que a uno le generan las nominadas se convierte en una obligación. Esto mecaniza el proceso de interpretación artística, se disfruta menos, convierte el ambiente de conversación en una zona de disputas que poco a poco se desvía de lo más importante. Se conversa más de quién podría ganar la estatuilla dorada y no tanto sobre cuáles son las películas que más calaron en la identidad de cada uno. 

Los premios suelen ser un tema de marketing como dice mi buena amiga Camila Contreras. Es por ello que si uno quiere jugar al óscar, será mejor hacer alguna trivia de El Comercio para ganar pases dobles por un año o fijarse en quiénes obtuvieron más galardones durante la temporada de premios. Los reconocimientos tienen sus patrones y pocas son las sorpresas que uno se encuentra. 


Para comenzar, admito que no he visto todas las nominadas, por eso mi comentario de hoy aborda tres films de la categoría de "Mejor película". Me centro en estos títulos básicamente porque considero que son las más voceadas de esta temporada y las que están en el centro de la discusión.

I. ROMA de Alfonso Cuarón

De más está decir que esta película será la gran homenajeada de la noche, se llevará muchos premios, quizás algunos con justicia y otros por gestos de corrección política. Eso no es lo que me interesa poner sobre la mesa. El punto aquí son los valores del film.

Roma tiene un estricto código visual. Hace uso del blanco y negro como un sistema de contrastes duros, marcados por las dinámicas sociales y su desigualdad inherente, pero también como un aparato de nostalgia, de algo que ya no está más y que es atesorado con genuina inocencia; quizás por ello algunos comentarios apuntan a que existe un punto de vista de los niños dentro del film. Pero vamos más allá, el blanco y negro además de generar dicotomías sobre el trasfondo político mexicano, es el espacio en el cual Cleo (Yalitza Aparicio) enfrenta las "decisiones" que va tomando casi por defecto, puesto que su rol de nana es absolutamente pasivo. Aquí es donde el film refuerza su discurso de condescencia vertical. ¿Qué quiero decir con esto? Que la película se vale de las situaciones que propone para ofrecer consuelo a Cleo, pero sin hacer un examen demasiado autocrítico, ya que el punto de vista del film parece ignorar que lo que puso a la protagonista en una situación vulnerable desde un inicio fue la estructura social que, la película, solo opta por contemplar. La observación de las desigualdades es una opción, nadie lo niega, pero quizás hay demasiada comodidad en esa contemplación (esto está reforzado por el uso de largos travellings y planos generales que ofrecen un panorama abierto, comunitario, estructural). 

Una vez que Cleo ha hecho grandes sacrificios por la familia, se hace evidente la falta de reciprocidad hacia los subyugados que reina en el espacio familiar. Completamente verosímil, es cierto; sin embargo, el lenguaje visual nos sugiere con mucha aceptación estos escenarios. Esta es la genuina inocencia de la que hablaba en el párrafo anterior. Apuntar estas situaciones como un recuerdo que es anhelado por el discurso de la película es pecar de inocente. Nadie le pide a Cuarón una revolución, pero sí una mirada más madura, como la que tiene Arturo Ripstein en sus melodramas. Basta con ver "Principio y Fin" (1993), en donde vemos a seres abiertamente despreciables buscando someter a otros, pero sin ser reprendidos moralmente por ninguna autoridad, la desigualdad social está dada, no se discute abiertamente, pero se logra una mirada llena de matices, que no es conciliadora con la realidad que el autor construye. 

Algo que también me perturba es lo prefabricado de ciertas escenas. Se siente que hay un intento de Cuarón por armar situaciones sin que importe mucho su verosimilitud. ¿Es realmente creíble que Sofía le pida a Cleo que la espere en la sala de maternidad? ¿No es una petición carente no solo de tacto sino de lógica? Pero claro, sin esa escena no existiría el siguiente gran evento del film, ¿verdad? Entonces fue puesta por cálculo. Una clara manipulación por parte del autor. 

Roma es un film atendible, con aciertos, pero resabalosa ideológicamente. No la pondría entre lo mejor del año, si es que alguna pregunta hay que contestar.

II. THE FAVOURITE de Yorgos Lanthimos

El fatalista mesurado. El griego Lanthimos está siendo cada vez más incorporado a un sistema, no solo de producción, sino también narrativo. Nos encontramos ante la mejor película de este director, sin que eso signifique que estamos ante una película deslumbrante. El resultado es regular o, en todo caso, correcto.

La fortaleza de la película es la performance de Rachel Weisz. Su desarrollo como personaje es bastante bueno y concentra una gran complejidad, porque si bien opera según sus ambiciones, también actúa guiada por la razón, elemento que brilla por su ausencia en la gran monarca (interpretada por la Olivia Colman). Es Sarah (Weisz) la que, dentro de su crueldad y prepotencia, entiende lo que implica ser la segunda al mando y asume con sinceridad ese lugar. Su deseo por la reina es real, tangible, además de beneficioso. Por ello, destaca la diferencia del tratamiento que se le da a la pasión entre Sarah y la reina del vínculo afectivo entre esta última con el personaje de Abigail (Emma Stone). El primer vínculo está tomado como un coqueteo enfermizo, la complicidad entre dos celópatas que encuentra su equilibrio y significa el orden natural de las cosas. El segundo vínculo, más bien es construido desde la argucia, el cálculo y la mentira, razón por la cual se sugiere a través de las disolvencias (un recurso de montaje que utiliza el film con recurrencia) que Abigail se siente tan sometida como el conejo que pisoteó por diversión. Abigail adora los privilegios de la nobleza; sin embargo, no se maneja con placer real como amante de la reina. Aquí no hay equilibrio, el mensaje es claro.

Sin embargo, esa claridad explícita, no le vale a Lanthimos para hacer un film contundente, de modo que se hace de todas las armas que puede: travellings complicadísimos, acercamientos ópticos milimetrados, un exquisito diseño de arte y el uso de los grandes angulares para ir modelando aparatosamente su gran fábula sobre el ascenso hacia el poder, al parecer todo vale para alcanzarlo. La pericia técnica nunca ha sido un problema para las grandes industrias, todo eso y más, si quiere, lo podrá tener el director de "The Lobster", pero no le será suficiente para emular la gracia y fina ironía de Kubrick en Barry Lyndon: modelo inalcanzable.  

La comedia no siempre le funciona al griego y es que quizás le ha costado desacotumbrarse de su nicho: la misantropía pura y dura. Solo con ver las horripilantes "Canino" y "El sacrificio del siervo sagrado" queda claro que su cine carece de esperanza y abunda en clichés sobre la maldad. El cine de Lanthimos ha sufrido ya un cambio, pero cuesta creer que una película como "La Favorita" tenga chances de llevarse tantos premios prestigiosos.

III. GREEN BOOK de Peter Farrelly

Este es el film más discreto de los tres y el que preferiría que obtenga más reconocimiento que "Roma" y "La Favorita", más por un tema de simpleza y humildad que por tratarse de una gran película.

Farrelly ha madurado como director. Sin desmerecer el buen trabajo, dentro del código excesivo y hasta grotesco que se había impuesto en las comedias que codirigió con su hermano, hay que saber reconocer que el cineasta de "Amor Ciego" y "Loco por Mary" está explorando con fortuna otro lenguaje. La agradable Green Book es un relato clásico sobre la identidad de dos sujetos que en diferentes dimensiones y medidas pueden ser considerados marginales o subalternos. 

El chofer de ruta Tony Lip (el estupendo Viggo Mortensen) y el músico afroamericano Don Shirley (un Mahershala Ali notable) son los compañeros de este viaje en carretera que los pondrá frente a frente con la discriminación racial de los Estados Unidos. En este escenario de violencia y discursos de odio, Tony y Don podrán empatizar el uno con el otro, mediante escenas creadas por un guion que opera con oficio y buena factura. Es un relato amable y con escenas memorables como la discusión que la dupla tiene bajo la lluvia: Don no se siente lo suficientemente "negro", pero tampoco, a pesar de todos sus estudios y privilegios, lo suficientemente "blanco". También destaca la decisión que toma Tony en el restaurante de lujo al que no dejan ingresar a Don, es ahí donde el verdadero éxito de los personajes se obtiene no por obtener algo superficial, sino por haber ganado algo moralmente. 

Es una lástima que se fuerce el happy ending con la última escena, que si bien es divertida, peca de excesivamente optimista. Una mejor resolución sería una que tome en cuenta que el conflicto del film ya ha quedado resuelto una vez que los personajes han comprendido la situación del otro. En ese sentido, llegar o no llegar a la cena navideña se convierte en algo adjetivo, de menor impacto frente a la gran despedida humanista que han tenido nuestros protagonistas. 

Farrelly aun puede seguir evolucionando y esperemos que sea así. 

IV. SHOPLIFTERS de Hirokazu Kore-eda

En la categoría de Mejor Película Extranjera, se cree que Roma será la ganadora. Esta victoria me apenaría mucho, no tanto por el premio, sino porque le quitaría la oportunidad a muchas personas de enterarse de una gran película: "Shoplifters" del japonés Hirokazu Kore-eda, el retrato de vínculos con un modo sobrio, sencillo, que no necesita llenarse de una técnica ampulosa para demostrar su maestría. Es Kore-eda revisitando su noción del concepto de "familia" y complejizando aún más estos lazos, puesto que propone un hogar en el que la mayoría de personas han elegido ser familia casi por elección. Dedicados a hacer hurtos ocasionales para poder subsistir, la familia del film ofrece una mirada cálida y humanista en los gestos que tienen: desde la "adopción" de la niña hasta la excelente escena en la que todos ven al fuego consumir los rezagos materiales de un pasado tormentoso. Similar a "Like father, like son" en su fraternidad y su uso del humor, pero también diferente por la gravedad de las situaciones que va moldeando. Los personajes si bien son luminosos y conmovedores, también manifiestan un grado de oscuridad llevado con inteligencia, sin patetismos y con la sinceridad de admitir que existen los vicios y maldades. Ojalá y se le haga justicia, para sí difundir otro tipo de miradas en el cine.

PD: Me da pena que películas extraordinarias como "Ash ir purest white" del chino Jia Zhangke o Burning del coreano Lee Chang-dong no hayan logrado nominación alguna como películas extranjeras. 

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